He afegit a sota l’article que ha sortit avui dia 19 d’abril dient que no hi han diners publics ni privats ni donacions suficients ara al món per construir el sarcòfag que necessita Chernobil. Pero els polítics i la indústria nuclear continuen parlant de construir noves nuclears. Per això si que hi han diners? No s’hauria d’obligar a tota la indústria nuclear a pagar primer el sarcòfag de Chernobil i el de Fukushima abans de construir una nova central?L’article també és interessant perquè parla de les repercusions de les proves de bombes nuclears.
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28 de març
Interessant article (encara que tendeix a minimitzar les conseqüències sobre la salut de l’accident de Chernobyl), que analitza l’impacte d’aquell accident sobre el sector públic, i la ingent despesa i treballs que ha representat i encara representarà durant dècades.
I esperem que es compleixi la predicció que – tot i les últimes notícies que diuen que s´ha detectat plutoni, que és extraordinàriament perillós (no hi havia plutoni a Chernobyl, però sí n´hi ha al reactor 3 de Fukushima)-, la catàstrofe sanitària, ambiental i econòmica al Japó no sigui equivalent a la de Ucrania. Com deia un desgraciat de la ANS (associació internacional de científics i enginyers al servei de la indústria nuclear) a l’acabar les seves frases on negligia els efectes de l’accident a Fukushima: Amén
El legado de Chernobyl, lecciones para Fukushima
Un cuarto de siglo después del más grave accidente nuclear, el reactor y la zona devastada en Ucrania siguen necesitando inversiones ingentes para contener el riesgo, explica la revista ‘Nature’
ALICIA RIVERA – Madrid – 28/03/2011
El 26 de abril de 1986, a primeras horas de la mañana, explotó el reactor número cuatro de la central nuclear de Chernobil, escupiendo a la alta atmósfera 6,7 toneladas de material radiactivo del núcleo y depositando istótopos radiactivos sobre 200.000 kilómetros cuadrados de Europa. El accidente del Fukushima, en Japón, tras el tsunami que arrasó la región hace dos semanas largas, es menos grave y la radiación emitida no se acerca a los altos niveles que arruinaron toda la región de Chernobil, escribe Mark Peplow en la revista Nature. Pero hay lecciones aprendidas en el accidente ucraniano que pueden ser útiles para los responsables nipones que, aunque la complicada situación que afrontan no se complique más, tendrán seguramente que mantener una zona de exclusión alrededor de Fukushima durante décadas una vez enfriados los reactores y dedicar muchos años, inversiones y esfuerzos a cerrar la central.
Peplow, periodista de Nature, ha visitado Chernobil hace pocos días, anticipándose a una conferencia dedicada a la situación de la central devastada y la seguridad que se celebrará en Kiev del 20 al 22 de abril. Lo que está claro es que queda aún trabajo para años allí y que hacen falta inversiones para completar las medidas de seguridad planeadas. Todavía hoy, 25 años después del accidente, unas 3.500 personas entran cada día en la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central nuclear para vigilar la zona y continuar los trabajos de limpieza, y estas actividades deberán continuar al menos medio siglo más.
“Docenas de trabajadores de emergencia murieron en los meses siguientes [al accidente de Chernobil] debido a la exposición a la radiación y cientos de niños de la región desarrollaron después cáncer de tiroides”, recuerda Peplow. De los 132 trabajadores de emergencia a los que se diagnosticaron problemas por radiación aguda, murieron 28 en los cuatro meses siguientes, otros 19 han muerto desde entonces y muchos de los que han sobrevivido padecen cataratas y lesiones en la piel. En cuanto a los casos de cáncer de tiroides, se han registrado unos 5.000 en personas que entonces eran niños, y la mayoría resultó irradiada al consumir leche contaminada con iodo radiactivo. Una veintena de ellos han muerto. En el entorno de Fukushima se han medido niveles de radiactividad inferiores, señala Nature.
Mucho se habló, tras el accidente de Chernobil, del sarcófago de hormigón que se completó a finales de 1986 alrededor del reactor siniestrado para contener su radiactividad. Peplow lo ha visitado ahora y cuenta que “esta despedazándose y veteado de óxido”. Junto a él se mide una radiactividad tal que estar expuesto a ella durante diez minutos equivale a hacerse una radiografía de un brazo. La central de Chernobil, todos sus reactores, se cerró definitivamente en 2000 y la prioridad ahora es construir e instalar una gran estructura alrededor el reactor número 4 antes de que el sarcófago sea demasiado inestable. El plan es construir una nueva estructura protectora. La idea es hacer un enorme arco de acero, de 105 metros de alto junto al reactor y desplazarlo hasta cubrir el sarcófago dañado. Dentro de esta estructura se podrá entonces trabajar con grúas robóticas para desmantelar el sarcófago y parte del reactor, en trabajos que durarán hasta 2065, si se logra tener a punto este dispositivo para 2015. El problema es que falta dinero para completar estos planes y los responsables ucranianos esperan obtener más donaciones de instituciones internacionales en la conferencia del mes que viene. Otro problema serio que hay que afrontar es el de la piscina de agua radiactiva (cada mes hay que bombear 300.000 litros de la sala de turbinas del reactor número 4) y almacenarla allí. Cerca de la antigua central hay una charca de 22 kilómetros cuadrados en la que se descarga el agua radiactiva de los sistemas de refrigeración del reactor.
El impacto del accidente de Chernobil en la salud de la población no se conoce con la precisión y fiabilidad que cabría esperar. Algunos estudios han detectado pequeños incrementos en la tasa de cáncer de mama y de enfermedades cardiovasculares, pero no tiene en cuenta factores como, por ejemplo, la alimentación, el consumo de alcohol o el hábito de fumar, recuerda Peplow. También ha habido algunas investigaciones que han apuntado un incremento de las mutaciones genéticas en los hijos de personas irradiadas tras Chernobil, “pero no se han encontrado evidencias de efectos hereditarios similares ni siquiera entre los descendientes de los supervivientes de las bombas atómicas en Japón, que recibieron, de media, dosis de radiación mayores”.
En el desastre nuclear de Fukushima , las autoridades niponas han actuado mucho mejor que las soviéticas en Chernobil, informando a la población, delimitando una zona de evacuación, prohibiendo el consumo de leche y verduras de la zona, distribuyendo pastillas de ioduro potásico y pidiendo a la gente que no salga de casa (en el accidente de Ucrania no hubo reparto sistemático de pastillas y se dejó a lo niños jugar al aire libre tras el accidente) señala Nature.
Pero la más importante lección de Chernobil para Fukushima es que el accidente nuclear se abate sobre la región mucho tiempo después de que los reactores se hayan enfriado, señala Peplow citando a expertos. “Si zonas de Japón resultan gravemente contaminadas con cesio-137 radiactivo, que se reduce a la mitad en 30 años, el Gobierno tal vez tenga que mantener una zona de exclusión durante décadas. También llevará décadas desactivar la central de Fukushima, dependiendo del daño sufrido por los reactores”, recuerda.
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La solución a la central de Chernóbil se queda congelada por falta de fondos
El dinero reunido no alcanza para construir el sarcófago de protección que evitaría fugas
PILAR BONET | Kiev19/04/2011
El accidente en la central nuclear de Fukushima no ha supuesto un empuje para terminar de arreglar el desastre causado en Chernóbil. El presupuesto para construir una estructura de protección y un almacen de residuos nucleares se queda corto. La suma prometida para finalizar los dos proyectos era de 740 millones de euros, pero los 40 países reunidos en una conferencia internacional este lunes en Kiev solo han conseguido reunir 550 millones.
Los dos proyectos datan de los años noventa y están gestionados por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). El primer proyecto consiste en una estructura en forma de arco que cubrirá el deteriorado sarcófago de protección edificado apresuradamente en torno al cuarto bloque de la central (el que sufrió el accidente).
El segundo proyecto es un almacen destinado a los residuos nucleares que fueron generados por la central antes de que esta fuera definitivamente clausurada en 2000. Las obras de este almacén fueron iniciadas por la empresa francesa Framatom pero se abandonaron por defectos técnicos sin concluir en 2005.
El coste conjunto de ambos proyectos es de 1.755 millones de euros. El BERD espera cubrir la diferencia entre la cantidad necesaria y los fondos recogidos en Kiev con las aportaciones no anunciadas aún y fondos propios del banco.
La conferencia de donantes de Kiev coincide con el 25 aniversario del accidente de Chernóbil y es la tercera en su género después de las conferencias de Nueva York (1997) y Berlín (2000). Las instalaciones pendientes en Chernóbil deberían haberse acabado en 2008, pero han requerido “más tiempo y dinero de lo que originalmente contemplábamos”, según el ex director de la Organización Internacional de Energía Atómica, Hans Blix. El plazo de las obras se ha prolongado hasta 2015.
De la suma recogida en Kiev, la UE pone 110 millones de euros; EEUU, 87 millones de euros; Francia,47 millones de euros; Rusia, 45 millones de euros y Alemania,42,4 millones de euros. “España no ha tomado aún la decisión” de “participar o no participar” con una nueva contribución, según dijo el Secretario de Estado de Energía, Fabricio Hernández. Hasta ahora el gobierno español ha contribuido a los fondos de Chernóbil con 5,1 millones de euros de ayuda directa, además de la proporción correspondiente en las contribuciones de la UE. En Kiev ha habido anuncios de contribuciones “para todos los bolsillos”, dijo Hernández. “En breve”, dijo, el Gobierno español dará “una respuesta a Ucrania sobre si hay una aportación o no, y en el caso de que la haya, de qué cuantía”.
La crisis económica ha influido en la generosidad de los donantes. Italia, Canadá, México y Brasil no anunciaron ninguna suma, pero, en cambio, un país tan afectado por la crisis como Grecia ha prometido 100.000 euros. China se convirtió por primera vez en donante a Chernóbil con 4 millones de euros, mientras Japón, contribuyente destacado en el pasado, anunció que no puede hacer nuevas aportaciones, al tener que lidiar con las secuelas del accidente de Fukushima, el sunami y los terremotos.
Refiriéndose a la situación en Fukushima, en la conferencia de Kiev hubo un amplio consenso sobre la necesidad de establecer estandards de seguridad comunes y más estrictos para construir de nuevas centrales. El presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, dijo que el problema del almacenamiento de los residuos nucleares pide soluciones globales y reiteró su compromiso de eliminar para abril de 2012 los restos de uranio enriquecido (susceptible de emplearse en armas atómicas) que Ucrania aún tiene como herencia de la URSS.
En diciembre de 2010, EEUU ayudó a transportar parte de este uranio a Rusia. En nombre de la UE, José Manuel Barroso, anunció que pronto se aprobarán nuevas normas europeas para el tratamiento de los residuos nucleares. Por su parte, el viceprimerministro ruso, Igor Sechin, aseguró que las centrales rusas son seguras. Antes, el representante de Lituania había afirmado que las proyectadas centrales nucleares en el enclave de Kaliningrado y en Bielorrusia transgreden la normativa internacional. Por su parte, el representante de Azerbaiyán denunció la central nuclear en Armenia y pidió a la comunidad internacional que presione para el cierre de estas viejas instalaciones de origen soviético que están en zona sísmica y fueron reabiertas en vista de los graves problemas energéticos de aquel Estado. La central nuclear de Armenia, dijo, es una seria amenaza de seguridad para Azerbaiyán, Irán y Turquía. Además, el presidente del Estado centroasiático de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, recordó que su país había sido escenario de casi 500 pruebas de armas atómicas en el polígono de Semipalátinsk. Esto equivale a 160 accidentes de Cnernóbil, dijo, y lamentó que la comunidad internacional no haya sido capaz de comprender plenamente la envergadura de aquellos experimentos.
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